La poderosa figura autoritaria de esta carta es, claramente, el maestro de su propio destino. Lleva en el hombro el emblema del sol y la antorcha que sostiene en la mano derecha simboliza la luz de su propia verdad ganada a duras penas.
Independientemente de que sea rico o pobre, el rebelde es realmente emperador porque ha roto las cadenas de los represivos condicionamientos y opiniones de la sociedad. Se ha hecho a sí mismo abrazando todos los colores del arcoiris, surgiendo de las raices oscuras y sin forma de su pasado inconsciente y desarrollando alas para volar en el cielo.
Su propia forma de ser es rebelde, no porque esté luchando contra alguien o contra algo, sino porque ha descubierto su propia naturaleza verdadera y está determinado a vivir de acuerdo a ella.
El águila es su animal espiritual, su mensajero entre la tierra y el cielo. El rebelde nos desafía a ser lo suficientemente valientes como para asumir la responsabilidad de lo que somos y vivir nuestra verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario