lunes, 29 de octubre de 2012

Cuando hacemos el amor

Cuando una mujer hace el amor con “penes emocionales”, con penes compulsivos y egoístas, que no saben estar presentes amorosa y desinteresadamente dentro de su vientre, está acentuando la herida. El contacto con el pene de un hombre que ha ...sanado o que está en el camino consciente de sanación, que ha abierto su corazón, que ha integrado en él mismo la energía femenina, la energía de la Diosa, comienza, sin embargo, a purificar el vientre femenino.



El cuerpo es un símbolo y el vientre, el útero femenino, es el símbolo de la conexión con lo no manifestado, la Diosa. El vientre femenino ha sido agredido durante miles de años, por el mundo masculino y la energía metálica separada del corazón y la Madre Tierra que ha dominado nuestra civilización.

Y aún hoy sigue siendo agredido terriblemente en nuestra “avanzada” civilización.
Se le agrede cuando el hombre sigue utilizándolo para descargar toda su frenética compulsividad mental, cuando tantos y tantos hombres se masturban dentro del vientre de una mujer y a eso le llaman hacer el amor.
Le agrede la propia mujer cuando permite que cualquier hombre entre dentro de ella, y cuando ella misma copia los patrones sexuales masculinizantes, dirigiéndose a una sexualidad superficial (clitoridiana) y convirtiéndose en ese tipo de mujer, tan común hoy en día, que utiliza activamente la sexualidad desligada del sentimiento.
Se le agrede por supuesto en los hospitales, en el llamado “parto tecnológico” dominante hoy en día, donde tantas y tantas mujeres paren de forma antinatural y son sometidas a la atrocidad de la episiotomía y otras aberraciones médicas, en aras del la “efectividad técnica”.
Se la agrede cuando se ha inventado la píldora, que destruye el ciclo femenino, o todos los otros sistemas anticonceptivos intrusivos en el cuerpo de la mujer, curiosamente siempre sistemas para la mujer, ¿porqué no para el hombre?.
Se agrede el vientre femenino, cuando se ha hecho creer a la mujer que su regla es un trastorno, una molestia “que tiene que sufrir” y que la impide actuar en un plano de “igualdad” con el hombre. Cuando se la ha hecho separarse del momento sagrado que es la menstruación y a base de “tampax” apartarse e incluso repudiar su propia sangre.

Podríamos continuar con un sin fin de agresiones más de una civilización masculina que, desde su “omnipotente” hemisferio izquierdo, ha cometido y sigue cometiendo para controlar y aplastar a la Diosa, a la cual ha temido y no ha entendido. No es de extrañar que nuestra civilización esté destruyendo la Tierra, siendo la Tierra la expresión por excelencia de la energía de la Diosa.

Es necesario que el vientre femenino sea sanado de todo el dolor, de todo el miedo y de todo el rencor, del karma colectivo, de miles de años de aplastamiento de lo femenino, de desprecio y de agresión a la Diosa.

Existen diferentes formas, y lo que podríamos llamar técnicas de sanación, que desembocan todas en tomar consciencia de la verdadera identidad, despejando todas las creencias erróneas sobre uno mismo incrustadas en nuestra mente-cuerpo. El mismo acto sexual, en la forma tántrica, es una potente forma de sanación.

La sexualidad tántrica puede ser una ayuda poderosa en el camino de sanación del vientre femenino, pues revierte el proceso de la enfermedad del desamor que inunda las células del vientre femenino. Cuando una mujer hace el amor con “penes emocionales”, con penes compulsivos y egoístas, que no saben estar presentes amorosa y desinteresadamente dentro de su vientre, está acentuando la herida. El contacto con el pene de un hombre que ha sanado o que está en el camino consciente de sanación, que ha abierto su corazón, que ha integrado en él mismo la energía femenina, la energía de la Diosa, comienza, sin embargo, a purificar el vientre femenino. Comienza a darle “nueva información”, esta vez desde la consideración, desde el amor. Por eso es muy importante para cualquier mujer en el camino de sanación consciente, ser cuidadosa en sus relaciones. No se trata de represión, de negar ahora el derecho de libertad sexual, tan arduamente conseguido; sino de una toma de consciencia de “lo que estamos haciendo”. Pasado el tiempo, tan necesario, después de siglos de locura de represión, de la liberación sexual de los hippies, estamos ahora en otro lugar, donde debemos empezar a tomar responsabilidad sobre las verdaderas consecuencias de lo que hacemos.

Desconozco la fuente...

jueves, 18 de octubre de 2012

Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe

Jajajajaja no sé porque he puesto este título.

En realidad andaba buceando por mi propio blog, mirando antiguas entradas y leía las relacionadas con la abundancia... que tiempos aquellos, en lo que pedía y decretaba...
Y me he dado cuenta que aún no había hablado del negocio más grande del mundo... al final llegó... de ahí el título supongo. Tanto pedir, tanto pedir.... que al final, se te da.

Pues el negocio se llama Lyoness, es una comunidad de compras y me está ayudando a abrirme a la abundancia, a la riqueza y desde luego al crecimiento personal... por todo lo que me tengo que saltar en relación a mis antiguas creencias.

Es tan sencillo que casi parece incrible. ¿No has pensado alguna vez en que si las grandes empresas dieran sólo un pequeño tanto por ciento de sus ganancias muchas penurias se arreglarían? Pues eso es lo que ha conseguido Lyonnes, pactar importantes tantos por ciento de descuentos para repartirlo entre sus afiliados, que ahora soy yo y 2.500.000 personas más, y lo mejor, tú también te puedes beneficiar de ello. Además Lyoness tiene dos fundaciones, una para los niños y las familias y otra para el medio ambiente.



En esta época de crisis que corre, Lyoness es una de las empresas que está empezando a levantar la economía europea.

Espero poder deciros en unos años que me he hecho rica, que trabajo sólo porque quiero, no porque tenga que hacerlo y sólo en lo que me gusta. Y que además, con mi dinero ayudo a los demás, quizás montando una escuelita libre y abierta, que falta nos hace en la zona donde vivo, quizás montando una casa de partos, quizás... tengo tantos sueños... y el dinero me ayudará a realizarlos y me hará la vida más fácil.

Si te provocó cierto rechazo el leer "me habré hecho rica"... tu también habrás de revisarte algunas creencias con respecto a la riqueza, la abundancia y el dinero :)

Solo agradecer con toda mi alma a los amigos que me hicieron llegar esta genial oportunidad con nombre propio ¡¡Lyoness!!

Para afiliarte a Lyoness has de estar recomendado ya que es un negocio de networking, es un negocio de recomendación... no cometas la locura de hacerlo a tu bola... primero informate!!!!


Y tu, ¿ya sabes porqué mereces ser ric@?

Los hombres temen a las mujeres

Entrevista a Elisabeth Josephs-Serra


Qué nos pasa a las mujeres?

Que hemos perdido nuestro auténtico poder. Durante milenios hemos seguido el modelo de la sumisión.

Eso ya pasó.

Estamos en el mundo cultural, económico y político, pero imitando y actuando desde el poder reconocido, que es el inmaduro masculino.

Defíname inmaduro masculino.

En su necesidad de dominar y controlar, consecuencia del miedo que surge de la desconexión de su femenino -que es la tierra, lo intuitivo, el cuerpo emocional, lo profundo, lo sagrado...-, ha despreciado la conexión con los sentimientos y las emociones. Los hombres temen a las mujeres porque temen su propio femenino.

Ahora muchos hombres son tiernos y se ocupan de su hogar.

La época moderna desacredita al macho. La mujer se ha masculinizado y el hombre se ha feminizado, pero su modelo es el del niño tierno, no el del hombre que cuida.

¿Nadie está en su lugar?

Hace milenios que no experimentamos el auténtico arquetipo masculino y femenino en su madurez. El sufrimiento que estamos viviendo (crisis económica, ecológica, política, social...) se debe a la imposibilidad relacional entre lo femenino y lo masculino.

Hábleme de ese femenino maduro.

El poder femenino auténtico se consigue a través de la reconexión y el despertar del útero. En las antiguas tradiciones, las mujeres sabían que su útero era su centro de poder creativo a todos los niveles.

¿Dónde nos coloca esa desconexión?

Actuamos con miedo, y desconocemos nuestro verdadero poder erótico y sensual. Si no estás anclada, eres como una cometa a la deriva, y eso nos deja en una situación de sumisión o de rebeldía ante el poder masculino inmaduro. Al no estar enraizadas, nos sentimos inseguras y mantenemos la falsa creencia de que necesitamos pertenecer a un hombre para ver en él el reflejo del amor que somos.

Queremos que nos quieran, lógico.

¿A qué precio?..., acallando las emociones. La cultura patriarcal ha desacreditado el poder femenino. La menstruación se ha visto como algo impuro que las propias mujeres esconden, cuando en realidad es la sangre de la vida, no está relacionada ni con la enfermedad ni con la muerte. Mediante ese proceso cíclico -preovulación, ovulación, premenstruación y menstruación- se accede a los auténticos arquetipos femeninos.

¿De qué se trata?

El ciclo femenino equivale a las cuatro estaciones, que son el proceso de muerte y resurrección. No puede haber creación sin muerte. Si las mujeres entráramos en la sabiduría innata de nuestros cuerpos, sabríamos que durante la premenstruación y la menstruación nos liberamos de nuestras sombras, lo que nos permite crear desde una nueva perspectiva. Es como una desintoxicación física y psíquica.

¿Y qué ocurre con las mujeres que no tienen útero o están en la menopausia?

Durante los años fértiles las mujeres vivimos en un estadio de aprendizaje de nuestro poder. Cuando llegamos a la menopausia somos ese poder: la mujer sabia, la bruja.

A la que se teme y se aparta.

Como mujeres estamos condicionadas a temer mostrar nuestro auténtico potencial (a menudo inconscientemente) para no herir al hombre y que nos abandone o agreda. Y físicamente nos sometemos a una crueldad de belleza (operaciones estéticas y demás) para aparentar eterna juventud, una falsa imitación de la auténtica belleza.

¿Cuál es esa auténtica belleza?

La fuerza del amor es lo que irradia una mujer cuando está conectada con el latido de su útero y que, independientemente de la edad, la hace permanecer jugosa y sensual.

¿Jugosas y sin un hombre al lado?

Sin un hombre al lado ya lo estamos aunque tengamos maridos, novios y amantes. Recuperar el poder femenino es la llave para salir del aislamiento colectivo.

¿De qué poder me habla?

Del amor bien entendido: intuitivo, erótico, tierno y feroz, a través del cual el hombre podrá verse reflejado y recuperar su dignidad y presencia; únicamente desde ahí se puede establecer el puente creativo y alquímico que auténticamente hay entre los dos.

Eso de amor feroz suena agresivo.

Es eso que tanto temen los hombres, esa necesaria furia femenina que dice las verdades, que reta a la masculinidad inmadura fruto del miedo a su propio femenino. Ese miedo, que los desconecta de las emociones y los deja en el mundo de las ideas, los despoja de su dignidad y los llena de vergüenza y culpabilidad por estar utilizando un poder que no está al servicio de la vida.

¿Cómo conectar con nuestro útero?

Poniendo la atención en esas partes (útero y vagina) abandonadas a la ciencia y al hombre, entramos en una maravillosa aventura de despertar de lo que ya intuíamos.

¿Pero cuál es la vía?

Para mí, la vía más rápida es a través de una danza que nos conecta al movimiento espiral y cíclico del universo, y que nos permite conectar con nosotras mismas y poseer la sabiduría necesaria en cada momento. La observación de nuestro proceso cíclico nos permite despertar los arquetipos femeninos y sanar la herida y la desconfianza entre nosotras herencia del patriarcado.



Leer más: LA VANGUARDIA

martes, 16 de octubre de 2012

¿Qué tendrá que ver esto con maternidad?

Realmente creo que poco... pero no puedo evitar dejar esta entrevista al periodista Sergio Fernández sobre el Nuevo Paradigma Laboral.

Quizás sean ramalazos que aún me quedan de mi antiguo trabajo como orientadora laboral, el caso es que nunca oí, en aquellos años de trabajo, algo tan vibrante como lo que cuenta Sergio.

Queda tan obsoleta la antigua orientación, aunque me temo que es la que se sigue ofreciendo, las formaciones que se ofertan, los curriculums que se enseñan, los itinerarios que se crean... ya entonces no me los creía y sentía que mi trabajo era una pantomima que me servía para tener un sueldo. Pero cuando escucho a este señor digo ¡olé! Esto si, formemos en el descubrimiento de talentos, crezcamos en valentía, trabajemosnos por dentro para tener el valor de saber lo que realmente es nuestra vocación...

Bueno, no me enrollo más, mejor lo escuchais y quizás después, en medio de esta crisis y miedo generalizado, nos atrevamos a soltarnos de las cuerdas que creemos que nos dan seguridad, cuando lo único que hacen es mantenernos esclavos e inmóviles, y nos lancemos a nuestra verdadera misión en el mundo.

¿Has descubierto la tuya?