Vaya semanitas llevamos en casa.
La pasada, los cuatro niño pasaron un cuadro de vómitos. Afortunadamente nada más que vómitos, mucha sed y más vómitos... y solo duró un día, bueno, una noche. Pero imaginaros... tres niños ptando a la vez, llamando, reclamando cuidados y amor, sábanas arriba y abajos, toallas y todo lo que vuestra imaginación seguro ha puesto en marcha.
Al día siguiente cayó la pequeña, fue durante el día y no llegó con vómitos a la noche.
Eso sí, a mi las ojeras me llegan al ombligo.
Ayer llamaron del cole de Álvaro contándonos que el niño se encontraba mal, dolor de cabeza, de muelas, muy cansado... lo recogimos, se metió en la cama y le empezó a subir la fiebre. En principio acojona ver a un niño de 10 años tan activo así, echo polvo y sin saber exactamente que tiene. Pero agradezco a Dios mi temple, mis experiencias anteriores y el apoyo de mi compañero que me ayudan a no salir corriendo al menor síntoma y saber esperar vigilando de cerca, eso sí.
Ha pasado una noche 'terrorífica', literalmente. Con terrores nocturnos que espeluznan al más pintado. Por un momento temí que pudiese aparecer la policía por los gritos de terror que emitía.
Fiebre alta, sudores, carita desencajada, delirios...Ha despertado más tranquilo, con algo de temperatura y con un lado de la cara-cuello hinchado.
Yo nunca he visto unas paperas pero al ver su carita es lo que me ha venido a la mente. De cabeza al ordenador, a buscar en internet y confirmo que lo son por la sintomatología asociada: dolor de cabez, dolor de las glándulas salibares que confundía con dolor de muelas, cansancio, falta de apetito, mucha salivación, fiebre e inflamación de las glándulas salivares.
Una vez que 'diagnostico' no leo más porque internet es demasiado tragico-dramático para mi. Pero si que voy a por uno de mis libros de cabecera "Cómo criar a un hijo sano... apesar de su médico" del Dr. Robert S. Mendelson y me apetece copiaros lo que pone sobre las paperas.
"Es una enfermedad virósica relativamente inocua, usualmente experimentada durante la infancia, que causa la hinchazón de una o de las dos glándulas salivares (parótidas) ubicadas justo debajo y frente a las orejas. Los síntomas típicos son temperaturas de 37 y medio a 4o grados, pérdida de apetito, dolor de cabeza y de espalda. Por lo general la hinchazón de las glándulas comienza a disminuir después de dos o tres días y desaparece para el sexto u octavo. Pero a veces puede afectarseprimero una glándula y la segunda hasta 10-12 días después. La infección de uno u otro lado confiere una inmunidad vitalicia.
La papera no precisa tratamiento médico. Si su chico la tiene, trate de mantenerlo en cama 2-3 días, ofrezcale una dieta blanda y muchos fluidos y use empaques de hielo para reducir la hinchazón. Si el dolor de cabeza es fuerte, puede darle pequeñas cantidades de whisky o acetaminofeno. 10 gotas de whisky para un bebé pequeño y hasta una y media cucharaditas a un bebé más grande. Si es necesario, la dosis puede repetirse una hora después y una vez más una hora después.
En gran parte los niños están inmunizados contra las paperas junto con el saranpión y la rubeola (vacuna); esta se da alrededor de los quince meses de edad. Los pediatras defienden esta inmunización argumentando que aunque las paperas no es una enfermedad grave en niños, si no reciben inmunidad cuando niños, pueden experimentar la enfermedad en la edad adulta. Y en este caso, el adulto puede tener orquitis, condición que afecta a los testículos y que en algunos raros casos puede producir esterilidad.
Si la esterilidad total como consecuencia de orquitis fuera una amenaza significativa y si la vacuna asegurara que el varón adulto no la sufriría, yo mismo me encontraría entre los médicos que exhortarían la inmunización. Pero no lo estoy, porque su argumento carece de sentido. ¡Raramente la orquitis causa esterilidad, y cuando lo hace, y debido a que generalmente sólo afecta a un testículo, la producción de esperma del otro testículo no afectado podría repoblar el mundo! Nadie sabe que la vacuna confiere inmunidad (si lo hace) hasta pasada la edad adulta. En consecuencia, podría ser que si un chico es inmunizado a los 15 meses y no tiene paperas durante su infancia, la tenga y sufre serias consecuencias si la contrae en la edad adulta.
Si la inmunización contra las paperas se da para proteger al varón adulto contra una orquitis, y no para prevenir que un niño tenga paperas, parecería razonable administrarla solamente a los varones que no han desarrollado inmunidad natural cuando llegan a la pubertad. Entonces estarían más seguros de verse protegidos como adultos. De esta forma todas las niñas e incontables varones evitarían las consecuencias latentes de una vacuna peligrosa.
No encontrará usted pediatra que se lo diga, pero los efectos secundarios de la vacuna antipaperas pueden ser graves. En algunos niños causan reacciones alérgicas, tales como sarpullido, picazón y magulladuras. También los puede exponer a problemas del sistema nervioso central, incluyendo ataques febriles, sordera nerviosa unilateral y encefalitis. Es verdad que estos riesgos son mínimos ¿pero por qué razón debiera sufrir su hijo por el afán de 'evitar' una enfermedad inocua durante la infancia y arriesgar tenerla en forma mucho más grave durante la edad adulta?"
Álvaro es un niño vacunado, así que ademas de arriesgarnos con los peligros de dicha vacuna también ha pillado la enfermedad, cosa que después de leer a Mendelson no me molesta demasiado y que espero también pasen el resto de mis hijos. Se trata del fortalecimiento de sus sistema inmune, así lo siento yo.
Eso si, las ojeras ahora me llegarán a las rodillas.
¡Mucha fuerza!
ResponderEliminarGuapa, te leo y me imagino el percal...oye, he estado leyendo sobre los terrores y las pesadillas, se lo he re enviado a una amiga que me sorprendió el otro día con una historia similar.
ResponderEliminarYo también soy "fan" del Dr. Mendelsohn. Tranquiliza y enseña mucho, aunque la traducción del libro no sea muy buena. yo no he vacunado así que estoy preparada para esas enfermedades infantiles...
Mucho ánimo mi niña!