martes, 14 de abril de 2009

Que los vientres palpiten

No podemos cambiar la maternidad sin cambiar a la mujer.
Hace falta una cultura femenina, una femeneidad que desarrolle la sexualidad de la mujer desde la niñez, un mundo en el que las niñas crezcan expandiendo su sexualidad. Aunque también he padecido mi cuota de sufrimiento uterino, he vivido y experimentado otra cosa, y esa otra cosa ha sido tan fuerte, tan apasionante como una energía especial que re equilibra todo, que te devuelve a una especie de integridad corporal, un ligero vahído de eso que se llama "ser mujer"....de vivir la existencia negada, el cerebro hecho vientre, la conciencia y el útero unidos....
La sexualidad de la mujer arranca en su vida intrauterina con el cuerpo a cuerpo con la madre en la etapa primal. Al salir encontrará una mujer con su cuerpo de mujer en gestación extrauterina, expandiéndose luego a la sexualidad de la niña, de la adolescente, de la joven... si las niñas bailasen las danzas del vientre con sus hermanas mayores, sus madres, sus abuelas y nadasen como sirenas, crecerían sin parar de mover las caderas, la pelvis, el útero y este volvería a ser como un pez que se mueve en nuestro vientre, tal como lo representaban en el neolítico.
Cuando se habla de recuperar nuestro cuerpo de mujer, en concreto quiere decir recuperar la sensibilidad y el movimiento uterino. Que nuestro cuerpo canalice y exprese nuestra emoción y nuestra alegría de vivir....
Hoy la maternidad nos está ayudando a recuperarnos como mujeres, después de todo podemos devolvernos a la vida porque en la sombra de cultura los vientres todavía palpitan.
Casilda Rodrigañez

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