CONTROL DE ESFINTERES
Vamos a hablar de control de esfínteres. No de retirada de pañal. El pañal no deberíamos retirarlo si antes no existe control de esfínteres… y sin embargo, solemos hacerlo al revés, como si creyésemos que quitando el soporte se logra antes la maduración de una función corporal. Vamos a verlo más claro en un ejemplo de otra función madurativa:Un bebé de 13 meses que va en brazos de su madre, en su bandolera o en su carro… es igual dónde. No sabe andar, pero todas hemos escuchado que “aproximadamente entre los 12 y los 15 meses los niños empiezan a andar”. Bien, pues al bebé de nuestro ejemplo, como no da señales de aprender por sí mismo le vamos a dejar en el suelo y a partir de ahora no le vamos a coger, ni llevar de un lado a otro… así aprende a andar. ¿Absurdo? Pues es lo que hacemos cuando le quitamos el pañal a un niño… intentar que aprenda a andar a base de sacarle el soporte con el que lo acompañamos de un lado a otro.Y precisamente como se trata de un proceso madurativo, no sólo no podemos hacer mucho por acelerarlo sino que además debemos admitir que es difícil que ocurra de un día para el otro. Aunque sí hay niños que un día deciden dejar el pañal y realmente nunca tienen un escape, lo habitual es que el control de esfínteres sea un complejo proceso de “ensayo y error”. Igual que sucede con otro proceso madurativo: el habla. Aunque los niños empiezan a comunicarse pronto, nadie pretende que un buen día, cuando empiezan a hablar, lo hagan con la corrección de un adulto tanto fonética como gramaticalmente, permitimos que tengan “lengua de trapo”, incluso nos hace gracia, y hasta hay quien les imita y se comunica con ellos en un lenguaje similar al suyo (mira, hijo, un “babau”, aquí viene la “lela” y cosas por el estilo). Sin embargo, en cuanto al control de la orina y las heces, no admitimos un solo “fallo”. No se trata de ponernos a hacer pis en los pantalones igual que ellos para acompañarlos, sino aceptar que, de manera natural, están aprendiendo (en gerundio), es decir, lo van haciendo poco a poco y no en el momento en que nosotros decidimos que hay que retirar el pañal.
Prueba de que se va produciendo poco a poco es que muchos niños (no voy a decir todos porque a algunos no les pasa, pero sí a la mayoría), aunque normalmente no tengan escapes, aunque siempre pidan pis y caca, tanto de día como de noche, de repente un día, se les olvida y tienen un escape, o se ponen nerviosos y tienen un escape, o les da la risa, o se meten tanto en una actividad que se les olvida… ¿a vosotros os pasa? ¿Nunca? ¿Ni cuando os reís mucho? Pues será porque en vosotros sí está adquirida la función, el proceso ha madurado completamente… pero en los niños no, va sucediendo poco a poco, y estos escapes son cada vez menos frecuentes hasta que, finalmente, alrededor de los 6 años, dejan, sencillamente, de ocurrir.
Desde este supuesto, es decir, si consideramos el control de esfínteres como un proceso madurativo, no nos puede extrañar ni molestar que nuestro hijo, un día, vuelva a pedir o a necesitar los pañales. Puede que durante unas semanas haya ido al baño o utilizado el orinal sin problemas, pero por la causa que sea de repente puede volver a haber escapes importantes, y nuestro hijo puede pedir el pañal porque no se siente a gusto mojado, o bien podemos sugerir nosotros la posibilidad de volver a usarlo. No es un retroceso, es un estadio normal del desarrollo, que dará a nuestro hijo más confianza, tanto en sí mismo como en nosotros. En sí mismo, porque será capaz de tener controlado un aspecto que suele plantearse como problemático en muchas situaciones… en nosotros, porque verá que le aceptamos sea lo que sea que decida hacer con su cuerpo y sus funciones.
INCONVENIENTES DE RETIRAR EL PAÑAL ANTES DE QUE EL CONTROL ESTÉ INSTAURADO
Pérdida de confianza del niño en sí mismo: Si le decimos que a partir de un momento es mayor para controlar esfínteres, y decidimos unilateralmente retirar el pañal, le estamos comunicando a nuestro hijo que, tal como hace las cosas, ya no es correcto hacerlas, y si tomamos una decisión que le afecta de una manera tan absoluta, debe ser por algo que está haciendo mal, o al menos, de un modo que a nosotros no nos complace. Eso mina la seguridad que el niño tiene en sí mismo, pero a la vez, la confianza inmensa que tiene en nosotros, la confianza de que le amamos tal cual es, con sus medias palabras, con sus saltos torpes y con sus pañales.
Logística de limpieza y cambio de ropa: Quizás suene absurdo, pero retirar el pañal antes de tiempo, requiere un fondo de armario considerable, además de salir de casa con mudas de todos los accesorios de cintura para abajo. Además, requiere una fregona a mano y lista en todo momento y montoncitos de ropa mojada por toda la casa… ¿de verdad creéis que nuestros hijos se sienten a gusto?El idioma pis: Retirar el pañal supone establecer lo que Laura Gutman llama el “idioma pis”… desde que nos preparamos para salir empezamos a preguntar obsesivamente: “quieres hacer pis?, has hecho pis?, de verdad que no? Y caca, este niño ha hecho hoy caca?” y luego, cada diez minutos, estemos donde estemos, delante de quien estemos, lo preguntamos sin descanso, incluso nos atrevemos a llevar a nuestros hijos contra su voluntad al servicio de diversos bares y restaurantes “a ver si sale”.
PAÑAL NOCTURNO
Parece que existe unanimidad en el hecho de que una vez retirado el pañal diurno, el pañal nocturno debe ir detrás en pocos días. Ni sí ni no… dependerá, como con el pañal diurno, de vuestro hijo, de si amanece o no con el pañal mojado y, por supuesto, de si quiere hacerlo. No pasa nada porque un niño se pase meses, o incluso años, usando pañal nocturno aunque haya dejado ya el diurno… es un control más difícil sencillamente porque el niño está completamente relajado, no está pendiente de sus posibles escapes, y como está aprendiendo, simplemente sucede.
¿POR QUÉ NOS EMPEÑAMOS EN ADELANTAR EL PROCESO?
No tengo ni idea de por qué lo hacían en otras épocas, pero hoy en día, la “culpa” de todo esto la tiene, principalmente, el cole. Si los niños van a la guardería, en muchas de ellas, el último año ya se organizan rondas de orinal para que se vayan acostumbrando… y si no van a la guardería, sus madres nos cuidamos mucho de, a partir de la última primavera previa al cole, ir retirando el pañal. Sencillamente porque, en la grandísima mayoría de los coles españoles, un niño con pañal no es admitido y, en el mejor de los casos, será admitido sin pañal pero sus padres tendrán que ir a cambiarlo cada vez que haya un “accidente”. Y muchas familias, simplemente no pueden permitirse dejar el trabajo, que puede no quedar en la misma ciudad, e ir al colegio una o dos veces por mañana, ni siquiera aunque esto no ocurra todos los días. Si la educación infantil comenzase a los 4 años muchas familias se quitarían de encima el problema del control de esfínteres… sucedería por sí solo en la gran mayoría de los casos en algún momento antes de la entrada en el cole.Y otro de los motivos que existen para este empeño en “hacer algo” en vez de esperar que la naturaleza siga su curso la tiene la cultura de la competitividad y la eficiencia, el rollo mi hijo ya hace tal o cual, que no se diga que mi hijo se queda retrasado, pues el niño de fulanita ya no lleva pañal, la tremenda presión social que representa el que TODOS se quiten el pañal, el presumir del hijo más listo y más independiente.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS CON EL CONTROL DE EFÍNTERES?
Llegados a este punto, sí hay una cosa que podemos hacer: respetarles en el ritmo y en la manera que el proceso se dé en nuestros hijos. Aceptarles tal como son, con pañal o sin él, mojados o secos, sin valorar ni juzgar si es tarde, pronto, oportuno o no quitarse o ponerse el pañal… sea lo que sea lo que nuestro hijo decida.
Sin embargo, si pese a todo lo dicho, existe alguna exigencia real que no podemos “saltarnos”, si en el cole no admiten a nuestro hijo con pañal y tiene que ir sí o sí porque nosotros trabajamos, y tampoco lo admiten con pérdidas ni nosotros queremos o podemos trasladarnos al cole a diario para cambiarlo y nadie va a hacerlo por nosotros, sólo os puedo dar una indicación: flexibilidad. Si vamos a retirar el pañal en algún momento y nuestro hijo no lo ha pedido, que haya tiempo suficiente para poder volver atrás todas las veces que lo creamos necesario, podemos tener varios orinales repartidos por la casa para no tener que salir corriendo al baño, podemos sacar el pañal unos días sí y otros no, a unas horas sí y a otras no, y éstas no tienen que ser siempre las mismas, se puede sacar el pañal en casa pero ponerlo al salir de casa, que es más engorroso para todos, y si vemos que es demasiado… dejarlo unos días o unas semanas y volver a intentarlo un poco después. Y siempre, aceptar que puede pasar tiempo hasta que se produzca el control, y por ello, seguir respetando lo que vaya sucediendo y los sentimientos que en nuestro vayan surgiendo.
Nuria Otero, Psicopedagoga
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