sábado, 24 de abril de 2010

Es posible disfrutar del parto

IMA SANCHÍS - 23/04/2010 En La Contra

Montserrat Catalán, fundadora y coordinadora de la Casa de Naixements Migjorn

Tengo 60 años. Nací en Manresa y vivo en Sant Vicenç de Castellet. Vivo en pareja, tengo dos hijos y tres nietos. Licenciada en Medicina y especializada en Ginecología y Obstetricia. Creo en el comunismo desde el corazón. No tengo creencias, con el ser humano me basta

¿Usted nació en casa?

Soy la mayor de cuatro hermanas y la única que nació en casa. Dos de mis hermanas murieron a los pocos días de nacer.

¿Cómo vivió esas muertes?

Lo difícil fue el oscurantismo en el que me crié. Yo no me enteré de los tres embarazos de mis hermanas, pasaron desapercibidos. El sexo era pecado.

Y decidió traer niños al mundo.

Trabajé en plantas de obstetricia y ginecología y el trato que se daba a la vivencia de un momento tan importante como es el dar a luz no tenía nada que ver con mis sentimientos. La mujer ha estado muy maltratada en las salas de parto, y quise ofrecer otra forma de parir y de nacer.

¿Por eso se fue a La Habana?

Era el año 1990, quería saber cómo se vivía el socialismo que había soñado. Me fui a realizar la especialidad de obstetricia y ginecología durante cuatro años.

¿La falta de recursos le motivaba?

En Cuba, pese a tener una tecnología muy limitada, se obtenían resultados en morbimortalidad materno-infantil similares a los europeos. Aprendí a tratar los partos con naturalidad, dejarlos transcurrir. Tuve un profesor que me dijo algo fundamental.

¿Qué le dijo?

Cuando una mujer grita, no la dejes sola. Cuando volví, trabajé durante seis años en una cooperativa que asistía partos en casa y en una maternidad. Luego con dos compañeras creamos Migjorn, una casa a la sombra de la montaña de Montserrat para cuidar de los partos de las mujeres y de los nacimientos de los bebés.

Más de veinte años ayudando a parir a las mujeres, ¿qué ha entendido?

Que el parto puede ser vivido y sentido con toda su intensidad. Trato de que las mujeres entiendan que la fisiología está a favor de la vida, que si dos celulitas, el óvulo y el espermatozoide, que iban a vivir sólo dos o tres días, por el hecho de unirse consiguen multiplicarse y multiplicarse...

Hasta llegar a ser millones.

... Y acabar formando cada pestaña o huesecillo de un pequeño bebé capaz de crecer, nacer y continuar su desarrollo, ¿cómo es posible desconfiar de que esta misma naturaleza ponga tantas dificultades al parto?

Doler, duele.

Lo fisiológico no duele: respirar, digerir..., nuestro cuerpo pulsa continuamente, se contrae y se expande, lo hace el corazón, las arterias, los intestinos, la pupila, los esfínteres, los músculos. ¿Por qué duele el parto?

¿?

El útero, pequeño como una pera de san Juan, se reblandece y crece hasta albergar al niño, y esta dilatación tampoco duele, como el estómago cuando lo llenamos.

¿Qué me quiere decir?

Que el dolor y el miedo están muy relacionados, y que es posible disfrutar del parto. Y que atreverse a confiar en la sabiduría de nuestro cuerpo, con todas las precauciones necesarias, refuerza a las mujeres, a los bebés y también a los hombres.

¿A los hombres?

Un hombre tiene un papel muy importante en un parto en casa. Las mujeres no se confían a la anestesia epidural y la oxitocina... y "que me lo saquen, por favor", sino que es algo que realizan ellas, y su punto de anclaje es su pareja y los profesionales que estamos ahí para ayudar.

¿Tiene más riesgos parir en casa?

La mortalidad de los partos en casa es igual a la de los hospitales, donde hay más riesgo de efectos secundarios por la anestesia, la episiotomía (el corte vaginal), o al intensificar la dinámica del parto con la oxitocina.

Sin embargo, da miedo parir en casa.

Está reconocida a nivel internacional la gran satisfacción que obtienen las mujeres en los partos en casa o en las casas de parto en las que los protagonistas son los padres y el bebé. La mujer se siente acompañada, y usamos el agua, los masajes, la homeopatía y la palabra para tranquilizarlas, y sobre todo no intensificamos el ritmo del parto.

¿Esperan pacientemente a que la criatura decida salir?

Sí, horas y días. Los partos se han hecho insoportables cuando se ha intensificado el ritmo del parto con la administración intravenosa de oxitocina, lo que ha hecho que se generalizara la petición de epidural.

Ustedes han asistido más de 600 partos en diez años, ¿ningún problema?

Una tercera parte, en el domicilio de las propias mujeres, y el resto, en el centro de Migjorn. El 75% de los partos en el domicilio han sido completamente normales, un 9% han requerido ser acompañados al hospital y se han solucionado sin intervenciones; un 9% ha requerido cesáreas, y un 7%, ser ayudados por fórceps y otro instrumento.

¿Los mejores momentos?

Durante el verano del 2004 asistí 28 partos seguidos completamente normales, sin necesidad de recurrir en ningún caso a la ayuda de hospital. Cada parto era una fiesta.

¿Una fiesta?

Cada vez que recibo a un bebé que abre los ojos cuando aún tiene el cuerpo dentro de su madre, sale, esboza un balbuceo, y sin que llore pongo mi dedo en su manita y lo aprieta, es un momento inmenso. Y me gusta ver cómo los hermanitos viven el parto de su madre y sus gritos sin asustarse, porque la mayoría son gritos de fuerza y no de dolor, y ellos lo saben.


La ley del péndulo

Durante años, parir en casa ha estado considerado algo retrógrado y riesgoso, herencia de épocas pretéritas que dieron paso en los 80 a la medicalización del parto. Pero hoy cada vez son más las mujeres que demandan un parto natural y a ser posible en casa. La Casa de Naixements Migjorn cumple 10 años: "Disponemos del espacio y del equipo que cuida los partos y de grupos de crianza en los que ayudamos a los padres a comprender las etapas de desarrollo del niño y acompañamos su crecimiento. Celebrarán el 10. º aniversario (23 y 24 de octubre) con unas jornadas científicas dedicadas a la neonatología y con la edición del libro Parir y nacer, que narra vivencias de partos naturales.

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