miércoles, 7 de octubre de 2009

Nuestra primera regla

Te animo ha enviarme el relato de como fue tu primera regla... tus sensaciones, tus dudas, tus certezas.
¿Cómo te sentiste?
¿Sentías verguenza en el colegio o instituto?
¿Se hablaba de ello entre las amigas?
¿Qué sabias de ella?
¿Hablabas de ello con tu madre?
¿Te avisaron tus sueños de que el líquido sagrado llegaba?

Nuestra relación con la menstruación, con nuestro útero o con los dolores de regla tiene muchísima relación con como la vivía nuestra madre, nuestra familia y nuestro entorno. ¿Realmente era algo sagrado o algo mas bien sucio que había que esconder?
También nuestra sociedad y nuestra cultura influye notablemente en ello... no tenemos más que ver los anuncios de compresas que te invitan a que no huelas (como si tener la regla nos hiciese oler mal) o los tampones para que no se note que menstruamos. Realmente ¿estamos orgullosas de ser mujeres? ¿valoramos que somos portadoras de úteros creadores de vida?

"Corría aterrorizada por un frío palacio de marmol blanco, desamueblado, de inmensas estancias con grandes puertas porque un ser maligno me perseguía, me quería coger.
Cada vez más cerca, yo abría y cerraba puertas para escapar de él pero él era rápido, escurridizo y pasaba deslizándose por las rendijas que quedan entre el suelo y la puerta. Adoptaba cualquier forma y atravesaba cualquier materia mientras venía a por mi.
El miedo corría por mis venas a la par que lo hace la sangre... lloraba de pánico mientras huía por un palacio sin salida.
Sólo lograba zafarme de mi perseguidor metiendome en el único mueble que había. Era un frío frigorífico también blanco... y allí tenía que meterme y esperar mientras el frío se apoderaba de mi y me calaba lo más profundo de los huesos... eso también me daba miedo."


Me solía despertar ahí, nunca llegué a morir congelada y nunca me atrapo semejante espíritu.
Fue una pesadilla repetitiva en mi infancia, principios de adolescencia. Quizás, ahora que he leido el libro de "Luna Roja" de Miranda Gray, fuera recurrente un tiempo antes de venirme la primera regla.

Tenía 12 años. Mi primera regla no fue dolorosa. Sí todas las demás, me hacían retorcerme de dolor y meterme en la cama hasta que tuve mi primer hijo, entonces ya no me dolió más.
Lo descubrí un sábado en el aseo de casa, cuando fuí a orinar y vi mis bragas manchadas.
No me sorprendió, tampoco me asusté. Recuerdo levemente un regustillo y un decirme interior "ya está aquí", aunque tampoco sabía mucho qué.
Llamé a mi madre, aún sentada en el váter, y recuerdo muy grabado que me dijo desde lejos, sin saber aún lo que pasaba -"siempre me llamas para tonterías"- y pensé yo -sí, ¡vaya tontería!-.
Cuando ella me vió, me dijo: -"No pasa nada, hija. Ya eres mujer.
Y supongo que me dió una compresa, no lo recuerdo bien.
No se habló mucho más del tema regla y solo se hacía notar cada mes porque comenzó a dolerme la tripa.
Recuerdo pasar verguenza en el cole hasta bien mayor. Sentirme muy incómoda si tenía que pedir una compresa. ¡Madre mía, iban a saber que tenía la regla!
También me avergozaba que mi padre supiera que días tenía la regla y me recuerdo escondiendo las compresas en la basura, tapándolas con más cosas encima.
Mis reglas siempre han sido bastante regulares y muy abundantes, lo que me recuerda que también pasaba grandes apuros cuando se me manchaba la ropa en clase, ¡era horrible sentir aquellas risitas!

25 años después, las cosas han cambiado bastante. Reconciliada totalmente con mi ciclo menstrual, no me escondo en el aseo y mis hijas e hijos lo ven con normalidad, me preguntan y les cuento que es el sagrado flujo de la vida y me ven utilizarla en pequeños rituales de agradecimiento a la madre tierra regando algunas de las plantas del jardín.
No uso tampones porque me gusta sentir su humedad deslizandose por las paredes de mi vagina, los tampones bloquean mi flujo, me taponan y un poco la copa menstrual también, sigo prefieriendo las compresas.
También he probado su sabor salado y no me importa llenar mis manos con ese sagrado rojo. Algún día tengo que hacer una pintura.
Agradezco la renovación que cada mes me ofrece este sangrado y agradezco las etapas del ciclo que me permiten conocerme mejor.

Dara

8 comentarios:

  1. Ay, Dara... te escribí un comentario y se me fue al ... bueno, ya sabes.
    Te contaba que yo aún era más joven que tú, 11 añitos. Ya debía saber lo que era, porque no recuerdo que me asustara ni me sorprendiera. Lo que sí, me llenó de pena. Soy consciente de tener entonces mi primer pensamiento adulto "No es posible, soy demasiado pequeña...", decía. Llore océanos ese día. De la pena, no de dolor. Era consciente de que aún siendo tan niña, aquello me hacía pasar a otra área de juego.
    Por supuesto, me moría de la vergüenza de que lo supiera cualquiera. Pero peor que aquella precocidad en los ciclos fue el desarrollo desmesurado que trajo parejo... dónde podía yo esconder aquellas tetas??? y añoraba ser finita como un lápiz, etérea y sin formas... (ya ves tú, la ingenua).
    Lo he sufrido muchos años. Pero también hace varios ya que he aceptado mi condición :) aunque reniegue, en el fondo me gusta ser una venus de willendorf... :D ahora que soy madre, mis ciclos me recuerdan lo que soy, y por qué existen, con lo que lo acepto aún mejor.
    (algún día me contarás en qué consisten esos rituales? :))

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  2. Dara, tienes un premio esperándote en mi blog, cuando quieras pásate a recogerlo :)))))

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  3. Gracias por tu historia Caro. Andando el camino vamos aprendiendo, no nos queda otra juas!!

    Oye, ¡un premio! Estoy emocionada y muy muy agradecida... para mi es un honor recibirlo de tus manos o de tu blog.

    No sé como es el protocolo, imagino que lo cojo y lo vuelvo a regalar como has echo tu ¿no? Pues ea, que fluya como los ríos hacia el mar.

    Otra vez GRAAAACIAAAS

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  4. Wooow... no había visto la menstruación así jamás! Con la tortura que ha sido para mi toda la vida, madre!!! Cuando me vino, con 14 años, le grité contenta a mi madre "¡ya soy mujer!!!" (y es que debía ser la unica que "faltaba"). Nunca me oculté de nada, la verdad, y tampoco soñé con ello... o si, pero muchas veces, jaja... me sentia mal por ser la mas tardona. Estaba deseando "formar parte del grupo" con las amigas y en casa era algo normal.
    Tenía polimicroquistes en los ovarios, motivo del dolor, y siempre me dijeron que me costaría mucho tener hijos, si es que podía. Tomñe pastillas anticonceptivas desde los 14 años para intentar eliminarlos. Conforme crecía tenía pesadillas con ser estéril, hasta el punto de despertarme gritando y llorando, y mi madre sugerirme decir que queria tener un hijo para que me hiciesen las pruebas y me dejasen tranquila. (Por cierto, mis hijos vinieron en el primer intento los dos).
    Me dolieron siempre muchísimo, me drogaba literalmente con pastillas hasta que me quedaba tan grogui que no me dolía. Luego encontré unas pastillas más eficaces... aguantaban casi 3 horas (en lugar de las 8 que debían). Llegué a perder el conocimiento dos o tres veces. Quien no sabía cómo eran mis reglas y presenciaba una, me queria llevar al hospital... asustaban un poco.
    Cuando tuve a mi hijo, dejó de dolerme tantísimo, antes era un dia horrible, ahora casi una semana pero mucho menos. Con la niña, dejó de dolerme la barriga del todo, pero comenzaron a dolerme los pechos una semana antes, la cabeza dos semanas antes y ademas me cambia el humor cuando ya la tengo.
    Así que... uf, por mi el regalo de la naturaleza podia irse ya por donde vino, aish! Adoro mi útero maravilloso y poderoso, mis óvulos, mi sabio cuerpo que supo parir a pesar de todos... pero la menstruación... oh, no... a esa no la quiero!!!

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  5. Gracias Fémina por dejar aquí tu "dolorosa" historia. No me estraña, tal como te han tratado médicamente que no quieras saber nada de la regal.
    Para mi, algo falla en el sistema patriarcal cuando en lugar de analizar que pasa en el proceso femenino y en su ciclo menstrual nos recetan pastillas anticonceptivas. Sigue siendo poner un parche para dejar de ver que estos trastornos tienen una causa bastante más profunda... y nos dejan así, haciendonos creer que no tiene remedio y que es casi una enfermedad a la que tenemos que resignarnos...deseando que esa tortura termine de una vez.
    Hay buenos y bonitos trabajos de sanación y reconciliación con el ciclo menstrual quizas quieras echarles un vistazo.
    Un abrazo y de nuevo gracias

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  6. En mis primeras reglas y sobre todo los primeros años tenía un frío de muerte!!! Como si estuviese muerta!!! O en un congelador!! Tampoco se hablaba de la menstruación....
    De hecho recuerdo una vez de niña en la peluquería con mi madre, varias madres hablaban de sus hijas y una mujer dijo "pues mi niña todavía es muy niña pero tendré que sentarme a hablar con ella de todo esto y sobre todo de la menstruación porque no va a tardar nada en tenerla". Mi madre salto..."pues yo no, para qué! ya se lo explicarán en el colegio...."
    Y efectivamente siempre he sido muy muy discreta con mi menstruación , rozando la verguenza....
    Pasé de la verguenza de llevar compresas, al maravilloso tampón con el que no notaba nada de nada!!! Y por fin volví a una consciencia de mi sangre. Pase del tampón a la copa y de nuevo a la compresa .... y de tela... para ver mi sangre, para olerla, para sentirla fluir, para lavarla, para ofrecerla, ....
    Mis sangrandos siempre siguen la luna.
    Mis sangrados fluyen de una luna llena a una lluna nueva....

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  7. Bonito y hermoso proceso de re-conexión con tu sangre, Sylvia. Me alegro de que se te haya dado ese regalo.
    Gracias por pasar por aqui y de dejar por escrito tu sentir.

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  8. me bajo con 11.. estaba de compras con mi madre y mi hermano (decaldon) y cuando llege a casa fui al y me vi una manxita marron me puse super nerviosa y a llorar por que no queria acerme mayor... me pase el papel muxas veces para aseguarrme y me engañe y lo deje pasar como un abiso ..pero luego bolvi a ir y me vi que habia mas sange y que ahora si que me puse una compresa de mi madre y me iba x el pasillo a llorar como una loka mientras mi madre y mi hermano estaban en el comedor..estaba pensando en la forma de deirselo a mi madre...llego la noxe me acoste en la cama de mi adre y me puse a llorar desconsoladamente y mi madre se acerco y me pregunto y asta que lo adivino... y yo soy muy cerrada en esos temas y tal.. fue uno de los peores dias de mi vida...

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