El círculo se abrió la misma noche de la llegada, sin ningún pudor, como si nos hubiesemos estado esperando desde hacía tanto tiempo...
Las lobas tenían muy claro para que estaban allí,
las lobas ya no nos andamos con medias tinta,
las lobas ya vamos a por todas.
Así que descubrimos nuestras heridas sabiéndonos protegidas por el círculo,
protegidas por la diosa,
protegidas por el Gran Útero Cósmico.
Valientes, poseidas de una fuerza inaudita, que nos proporcionó el despertar del útero, atravesamos puertas dolorosas, hicimos viajes míticos, nos encontramos con la luz de nuestro ser, descubrimos nuestra belleza, nuestro placer, nuestro poder... despertando la fuerza de la loba que se ya no está sola sino que se encuentra en comunión con su camada, hermanas lobas como ella.
YA MAS NUNCA SOLAS, ahora sabemos quienes somos y nos reconocemos, y sabemos que hay muchas más y sabemos que nos reconocemos mirandonos a los ojos...
Sintiendonos diosas... de regreso a casa.
Os quiero hermanas, a las que estuvisteis y a las que no... en el silencio de mi luna roja escucho ese suave latir, desde nuestras ancentras hasta las que serán.
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