Álvaro ha aparecido este medio día con su diaria retahíla de interminables deberes y además cargado con cuatro negativos y como podeis ver con esta atractiva tarea educativa que yo no veía desde hacía ya mucho.
Y es que poner negativos y repetir este tipo de afirmaciones 50 veces a toda la clase debe provocar un cualitativo cambio de actitud en estos niños de 9 años.
Seguramente mañana ya no gritarán en clase ni correrán por los pasillos.
Sólo quería plasmar lo que todavía sigue pasando en las aulas, además de mi tristeza e impotencia.
PD. Por cierto, teníais que conocer a Álvaro para ver si lo que necesita es aprender a comportarse o fogar toda la represión de expresión que arrastra desde su nacimiento.
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