mayo 29, 2012 por elpartoesnuestro
Por Mar Alegre
Hemos leído estos días una noticia titulada “La vagina sorprende a los científicos” y nos gustaría comentarla por el prisma desde el que está escrita, bastante distinto al nuestro.
Los análisis genómicos revelan un órgano más complejo y dinámico de lo esperado.Para una mujer consciente de su cuerpo o para una buena matrona familiarizada con la anatomía femenina, lo realmente sorprendente es que a la vagina alguien la pueda considerar “un órgano pasivo, una mera vía de paso”. La noticia sugiere que esa es la opinión generalizada que se tenía de la vagina antes de este estudio, visión simplista hasta el extremo.
Quizá “lo esperado” estaba demasiado alejado de la realidad, y por eso un acercamiento a lo que es una vagina cause tanta sorpresa.
En el estudio que nos presenta la noticia, un grupo de científicos de la Universidad de Maryland (EE.UU.) han estudiado la vagina y han logrado conocer mejor ciertos detalles sobre esta.
Lejos de ser un órgano pasivo, una mera vía de paso, la vagina alberga una gran riqueza biológica que difiere de unas mujeres a otras y que suele evolucionar a lo largo del ciclo menstrual, según una investigación dirigida desde la Universidad de Maryland (EE.UU.) presentada este miércoles en la revista Science Translational Medicine.
Este punto de vista me recuerda sin duda a la idea que se presentaba de las mujeres y sus órganos en las desagradables viñetas “humorísticas” de la SEGO.
Mujeres convertidas en seres pasivos con órganos y cuerpos inamovibles e incapaces de realizar por sí mismos las funciones para los que han sido diseñados y perfeccionados por miles de años de evolución. Una visión dañina, iatrogénica, alejada de la realidad de nuestros cuerpos y del respeto que merecen.
Porque para respetar algo, hay que conocerlo bien. Y el profesional que conozca las vaginas, su hermosa complejidad, su carácter cambiante, su riqueza de matices y su maravilloso funcionamiento, se hará eco de la frase que repite la matrona Inma Marcos: “si algo no está estropeado, no lo arregles”.
Y se rendirá ante la perfección de una vagina durante un parto, manteniendo muy alejadas de su mente episiotomías y otras prácticas obsoletas, desaconsejadas por el Ministerio de Sanidad (Estrategia de Atención al Parto Normal) y la OMS, entre otras.
El periodista además dice “támpax”, nombre de una marca comercial, en vez de tampón. Nos gustaría hacer referencia aquí a la copa menstrual como una manera cómoda, barata, limpia e interesante de relacionarnos con nuestro cuerpo y nuestro ciclo menstrual. Es además, respetuosa con el medio ambiente.
La investigación obligará a corregir las ideas vigentes sobre qué es una vagina sana.
Como decimos, una mujer conectada con su cuerpo percibe su vagina como una parte de ella muy compleja y dinámica, lo suficiente como para realizar todas sus funciones a la perfección. Y sabe, sin necesidad de realizar estudio alguno ni ser científica, que la vagina varía de unas mujeres a otras y, en la misma mujer, a lo largo del ciclo menstrual.
No le sorprende pues que la vagina albergue una gran riqueza biológica y que la definición de “vagina sana” difiera de una mujer a otra. El problema está en “las ideas vigentes de lo que es una vagina sana”:
“Muchos estudios y tratamientos se basan en la idea de que todas las mujeres son iguales y reaccionarán de manera similar a los tratamientos”, declara Jacques Ravel, director del trabajo, en un comunicado difundido por la Universidad de Maryland. Los nuevos datos muestran que “cada mujer parece tener su propio estado de salud”.
Sabemos que existen numerosos “casos de variación dentro de la normalidad” que se ignoran y se tratan como patológicos. Cada mujer tiene derecho a que se conozca y respete “su propio estado de salud”, sus tiempos y sus necesidades. Porque sabemos que ni todas las mujeres somos iguales, ni reaccionamos igual a los tratamientos.
La mujer con conciencia de su cuerpo sabe que una vagina sana está preparada para parir, y no necesita episiotomía ni instrumentalización de rutina, ni cirugía mayor abdominal (cesárea) en las cifras que alcanzan estas prácticas en los hospitales españoles.
Y también sabemos que un embarazo normal dura en una mujer 38 semanas y en otra 42. Que un parto puede durar 4 horas o 20, en distintas mujeres o incluso en la misma mujer, pudiendo ser ambos gozosos y felices. Sabemos que la vagina de las mujeres está preparada para gestar y parir si su cuerpo está preparado para concebir a su hijo, tenga 18 o 42 años.
Porque ser madres nos ha enseñado tantas cosas de nuestro cuerpo que no sabíamos, que nos hubiera gustado haberlas sabido desde siempre. Haber vivido con ellas, en vez de con prejuicios como que la vagina sea “un órgano pasivo, una mera vía de paso”.
Quien hizo este dibujo? Esta buenisimo y quisiera preguntarle algo al artista
ResponderEliminarHola Fernando, la obra es de Gloria Lizano López.
ResponderEliminarEste es el link a su blog http://lamujersemilla.blogspot.com.es/p/la-mujer-semilla_24.html
Un abrazo