viernes, 11 de diciembre de 2009

Meditación para abrir el corazón


En tu lugar sagrado, enciende una vela, siéntate tranquilamente y apoya tu mano derecha en el centro de tu pecho. Da un profundo suspiro.
Conéctate con tu respiración. Siente el pulso de tu corazón. Permite que la tibieza de tu mano mitigue esta parte del cuerpo. Nota las sensaciones. Respira lenta y suavemente. Siente y visualiza tu corazón, suavizándose y abriéndose. Inhala y exhala.
Imaginate mirando o sosteniendo a un bebé, o cualquier otra imagen que evoque un sentimiento de amor en el centro de tu corazón. Nota las sensaciones y pensamientos que van surgiendo.
Inhala calidez y amor, exhala toda incomodidad y tirantez que puedas sentir en tu pecho o en cualquier otra parte de tu cuerpo. Inhala u exhala. Imagina que tu corazón se suaviza y se abre. Siente como se alivian la incomodidad y la tirantez. Siente como la calidez de tu mano sigue aliviando el centro de tu corazón.
Este es un momento perfecto para que también te preguntes si hay algo que necesitas saber en esta ocasión en particular. Escucha la respuesta. Inhala y exhala.
Siente cómo se mueve la tibieza por todo su cuerpo. Cómo se abre y expande tu mente. Inhala y exhala lento y profundo. Tómate todo el tiempo que sea necesario.

Esta meditación puede ser un maravilloso comienzo para cualquier ejercicio, ritual o ceremonia, particularmente cuando se le agrega una plegaria o una bendición. También puede utilizarse como invalorable herramienta cuando experimentes un desafío en particular o algún sentimiento abrumador.

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